viernes, 13 de marzo de 2015

Powers – Análisis del piloto de la serie - La Columna de Logan.



¡Ah bueno! ¡Cómo venimos con las series de T.V., papi! ¡Una reseña detrás de otra, todas sobre series! ¿Y el cine, y las historietas, la animación, los juegos de tablero, el rol, los videos virales? ¡Cálmense un poco, vieja! ¿Esto es Tierra Freak o T.V. Freak?
Mi querido lector, cuando tenés razón, tenés razón. Pocas veces la tenés si no coincidís conmigo, pero a veces das en el palo. Es verdad que desde la entrada de Happy!, misma que estuvo on-line un mes atrás, que no me separo del medio televisivo, pero en la mayoría de los casos fue por cuestiones de los tiempos que la televisión maneja, como hoy, por los estrenos y por querer formar parte de esa deliciosa avanzada de la web que se encarga de reseñar y criticar pilotos y capítulos horas después de haber sido emitidos, con distintos objetivos. Igual, amigo lector, hoy pienso brindarte un artículo que pueda ser desguazado en dos partes: por un lado me voy a explayar, concisamente, en el comic de Brian Michael Bendis y Michael Avon Oeming que generó la creación de esta nueva serie de t.v., y por el otro, obviamente, daré un rápido vistazo al piloto de Sony, para contentar a toda la masa y calmar un poco las expectativas que este producto volcó en sus fans. Ahí vamos. 


Bendis tirando magia 

Powers, como ya dejé claro en la introducción, es un exitoso y galardonado creator-owned comic que nació en Image allá por el 2000 pero luego de haber concluido su primer volumen en el 2004 se pasa al sello Icon de Marvel comics, en el cual sigue hasta el día de hoy. Esta genial creación de Bendis y Avon Oeming es, como acabo de mencionar, un material creator-owned, esto quiere decir que los autores conservan todos los derechos sobre el mismo, y se verán beneficiados de forma directa si la obra se transforma en una franquicia. De hecho, al ser ellos dueños de los derechos, son también quienes deciden si el material se explota o no en otros medios, y de ser así, de qué manera y quienes se encargan de llevar adelante esa adaptación, cuando no terminan siendo ellos mismos quienes escriben los guiones adaptados y trabajan en el storyboard

¿Hace falta mencionar la chapa de Bendis como guionista? Sí, hace falta, siempre, ya que me gusta pensar que escribo para todos, no para un gueto de arduos conocedores del medio, pero en algún momento voy a armarme un artículo exclusivamente dedicado a este guionista que tantas satisfacciones me ha dado en la vida, así que hoy lo obviamos. Por el momento, basta que sepan que fue él quien creó al personaje Jessica Jones para el comic Alias, pronto a ser adaptado también a una serie de televisión que formará parte del universo expandido cinematográfico de Marvel Studios, y cuyo protagónico caerá en manos de la preciosa Krysten Ritter. Los lápices de Powers son responsabilidad de Michael Avon Oeming, un artista que en estos últimos 15 años hizo lo suyo para lograr tener un espacio propio y conseguir destacarse del resto en este complicado mercado yanquie, y se ha animado a escribir con resultados bastante parejos y certeros. Tiene una debilidad por todo aquello que remita a la mitología antigua, y seguramente por eso ha sabido relacionarse con series, personajes y franquicias como Highlander, Ares, Thor o Red Sonja, pero también ha puesto su talento al servicio del Judge Dredd, Daredevil, Catwoman y los Avengers. A muchos el nombre quizás les suene porque le puso lápices y escribió el guión del comic Bulletproof Monk, que luego fue adaptado a una flojísima película protagonizada por Chow Yun-Fat y Seann William Scott.

Presentadas las partes, veamos de qué corno se trata esto, ¿no? Powers es un comic policial del estilo “buddy films” que sigue las aventuras de dos detectives de homicidios, Christian Walker y Deena Pilgrim, mismos que fueron asignados a resolver casos relacionados con personas con super-poderes. Sí, el universo en el cual se desarrolla Powers tiene puntos en común con otro comic muy conocido llamado Top 10, escrito por el genial Alan Moore y dibujado como los dioses por Gene Ha, pero créanme cuando les digo que el enfoque de uno y otro comic es abismalmente distinto. En Powers el mundo que se nos presenta es muy similar al nuestro, solo que se ven las consecuencias de la sonante existencia de seres excepcionales, y los cambios que produce en nuestra sociedad la convivencia con dichos fenómenos, como por ejemplo un programa de televisión con contenido exclusivo relacionado a estos seres, o la prohibición por ley del uso de trajes que “emulen” de forma idéntica aquellos que han sido utilizados por héroes o villanos… ¡Un mundo donde el cosplay está prohibido, maestro! Para algunos, el paraíso. La cosa es que el amigo Walker es un urso de 2 metros de altura y una espalda que triplica el ancho de la mía, de pocas pulgas y medio huraño, pero efectivo en su trabajo como detective y con vasta experiencia, y de prepo le endilgan una novata –Pilgrim- como co-equiper que habla mucho, pregunta demasiado y encima entiende muy poco de algunas normas de conducta necesarias para moverse sin problemas en el sub-mundo de la ciudad en la que trabajan. Tanto uno como el otro deberán, por supuesto, tolerar sus existencias con tal de sacar este primer caso adelante, y en el camino descubrirán aspectos dignos de admiración mutua pero también se tropezarán con secretos que permanecían ocultos hace años. Mientras la relación entre ambos crece y se solidifica, vamos viendo el resto del universo de Powers, que es enorme y cuenta con una mitología gigantesca, y con suficientes guiños geeks como para que tengamos para navidad, año nuevo y reyes. Este comic es, de alguna manera, un buen resumen de lo mejor que habíamos leído en este género en las últimas dos décadas (’80 y ’90), e incluso tiene también algunos links al cine [Taxi Driver (1976) es la película abonada a este comic, le conté no menos de 5 referencias, incluyendo un cameo del propio De Niro en el papel de Travis Bickle], pero por sobre todas las cosas es un producto donde las ideas y el arte fluyen como el agua. Sí, porque a los diálogos frescos y naturales de Bendis se les aúna el arte de Avon Oeming que nos remite directamente al Batman Adventures de Bruce Timm y Alex Toth, con personajes llenos de líneas duras y angulosas, con proporciones exageradas para acentuar rasgos característicos, y con un manejo de la narrativa que da calambre… Oeming es uno de esos artistas que te das cuenta que se divierte mucho trabajando, pero además es un obsesivo del control narrativo, y te lo demuestra todo el tiempo con infinidad de recursos, manejando por ejemplo los pesos de los negros en un apuesta en página, armando un juego entre los tamaños de las viñetas y los acercamientos de un 1er plano al rostro de un personaje o narrándote una escena principal en el centro de una doble página mientras utiliza los costados para ir avanzando en un informe televisivo. Powers es muy dinámica en los momentos de acción y muy estrecha y sofocante cuando el drama te agobia, y se ralentiza o cae un poco cuando Bendis la estira demasiado, algo que sucede mucho más seguido de lo que me gustaría, y que tampoco se la pasa tan mal porque Oeming siempre se las ingenia para salvar el día. Y tiene un universo rico, con un backup-story que iremos descubriendo poco a poco y que nos va a deleitar pero no enloquecer, más que nada porque muchas de estas vueltas de tuerca… ya las leímos, si no fue en Watchmen, fue en Astro City, pero nos resultarán familiares casi siempre. Así y todo, el resultado final es distinto, refrescante, vertiginoso y sobre todo muy adictivo: una vez dentro de Powers no se van a querer ir nunca más.

Sony te la devuelve de taquito

La semana pasada le dediqué un párrafo completo a Netflix cuando me explayé sobre House of Cards, porque entiendo que lo que esta señal está haciendo es casi una revolución dentro del medio. El arrastre de esto provoca que empresas como Sony comiencen a generar, también, contenidos propios para ser estrenados en sus plataformas y promocionar así todo el paquete. Powers es la punta de lanza de este emprendimiento, y es la primer serie de T.V. que será levantada en la PlayStation Network, la cadena de contenido multi-media digital de Sony, para testear el mercado y ver que recepción tienen este tipo de movidas. Si bien el 1er capítulo fue puesto on-line por youtube, el resto de los otros 10 que conforman la 1er temporada serán ofrecidos en dicha cadena cada 7 días.

El episodio piloto nos plantea un universo similar al que hemos leído en el comic, pero un poco más gris y parco. No es que lo guionado por Bendis fuera una oda a la alegría, pero en la serie de t.v. hay una economía de recursos que asusta un poco. Lo narrado en este capítulo no alcanza para poder servir una crítica definitiva, porque todo tiene sabor a poco, pero el motivo, quizás, es guardarse la mejor carne en el asador y comenzar sirviendo primero las achuras y los chorizos, lo cual, a la distancia, no me va a parecer mal si la temporada en conjunto cumple con mis expectativas. En Powers, la serie de t.v., vemos a la pareja ya conocida por los fans del comic formando parte de una fuerza especial dentro de la policía dedicada a resolver asuntos paranormales, poniendo especial ahínco en aquellos que tengan un homicidio como llamador, todo esto dentro de un mundo donde la existencia de super-seres es el pan de cada día y el grueso de estos bizarros personajes tiene una elevada notoriedad pública. El piloto avanza lenta y mansamente, sin descollar en ningún momento y dejando puntas por todos lados, y pone su énfasis en la desaparición de los poderes de Walker y en la influencia psicológica y social que el fenómeno superheróico tiene en el target adolescente, dejando la puerta abierta para la trama principal del 1er arco del comic, el de la muerte de Retro Girl, pero no avanzando un ápice en la misma. Con poca mística y una sobria muestra de la mitología que pretenderá desarrollar, la parte visual tampoco se destaca demasiado, y acá sí hay una decisión estética/narrativa tomada por David Slade -el director de este episodio, conocido por haber dirigido hace exactamente una década la exquisita y polémica Hard Candy (2005) y por haber clavado aquí y allá algunos episodios de Hannibal y Breaking Bad- y la producción para darle una temperatura mono-tono a la serie, mucho más cerca del noir policial que del género superheróico.

En el casting no puedo decir que haya desaciertos grandes, aunque darle el papel de Deena Pilgrim a una negra la verdad es que rompe las bolas… Ok, ya es casi una costumbre cuando adaptan un comic al cine o la televisión que te claven un grone, haya o no un personaje de color en la historieta original, pero no por cotidiano me va a dejar de molestar. Lo peor de todo es que Susan Heyward –la actriz en cuestión- consigue un buen trabajo dando vida a Deena, lo que hace más jodido plantarse en la postura de criticar la elección, pero es muy raro y chocante verla en ese papel… ¡La Pilgrim del comic es casi una white trash petisita bien formada rubia de pelo corto! El actor que caracteriza a Walker, en cambio, tiene las facciones del personaje que está adaptando, salvando las distancias de las licencias sobre desproporciones que Oeming se toma, ¿no? Es nada más y nada menos que Sharlto Copley, a quien todos recordamos por hacer un asado con una katana en Elysium (2013), y que también compuso magníficamente al “loco” Murdock en la The A-Team (2010) reciente (¿para cuándo la secuela?), mismo que por fin tiene un digno protagónico en una serie que puede llegar a hacer mucho ruido. Otra agradable sorpresa a futuro será la incorporación de la exótica y sexy MILF Michelle Forbes en el papel de Retro Girl, una cincuentona que ya se ganó su espacio hace años en la pantalla chica, clavando personajes secundarios de peso en decenas de series tales como 24, Star Trek: The Next Generation, Battlestar Galactica (la nueva), Prison Break, In Treatment, The Killing, Orphan Black, pero sobre todo la villana Maryann Forrester de la serie True Blood, y que cuenta en su historial con una peculiaridad muy comiquera: le dio vida al personaje de Miranda Zero en un piloto que adaptaba el comic Global Frequency de Warren Ellis que finalmente nunca vio la luz, pero que gracias a la magia de la web todos los fans pudimos apreciar. Obviamente también aparece Johnny Royalle muy bien retratado por Noah Taylor, y hay cameos de Eddie Izzard, Zora y varios otros más que conforman el universo de la serie en pelpa, así como también un par de personajes que no logré identificar y que probablemente sean originales de la serie.

La realidad es que este piloto deja sabor a poco y, sin llegar a decepcionar, entusiasma desde las promesas de lo que “se viene”. Deduzco que ya con los dos capítulos que le siguen (que ya están disponibles para ver) tendremos una clara idea del recorrido que van a hacer en esos 10 capítulos y podremos sacarnos la duda de si valdrá la pena apostarle un par de fichas o no, sobre todo teniendo en cuenta que, hoy, series para televisión relacionadas con franquicias comiqueras sobran. Nos leemos la semana que viene nuevamente, aquí, en Tierra Freak.
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