jueves, 10 de julio de 2014

Transformers: Age of Extinction - La Columna de Logan.



El cine pochoclero está de festejo. El amigo Bahía estrena, por fin, la cuarta parte de la saga que lo vuelve a poner en boca de todos y que desde el 2007 hasta hoy mantiene las opiniones divididas. Con producción de Steven Spielberg y el protagonismo puesto en Mark Wahlberg, se estrenó ayer en nuestros cines Transformers: Age of Extinction (2014), y acá en Tierra Freak te cuento que tal está y si vale la pena gastarse unos morlacos en esta nueva producción de la eterna batalla de los Autobots.


Autobots: Roll Out!!!

Siempre me llamó la atención el fan de esta franquicia, y su crítica hacia la saga del director Michael Bay, pero antes de pasarle una factura por su estupidez promedio primero pongamos las cartas sobre la mesa: Bay no me parece ningún prodigio como director. No es un narrador efectivo, muchas veces incluso no logra ser entretenido, y es un mediocre director de actores. Hasta mediados de los ’90 era un clipero más del montón pero que logró hacer suficiente ruido con 2 o 3 videos musicales lo suficiente como para que le abrieran las puertas para su primer largometraje, Bad Boys (1995), una comedia policial protagonizada por Will Smith y Martin Lawrence con toneladas de acción y muchísima adrenalina, y si agarramos el videoclip de Meat Loaf, I'd Do Anything For Love (But I Won't Do That), dirigido por él, y le sumamos esta película, tenemos el “manual” de Bay para narrar que respeto desde la A hasta la Z en los siguientes 20 años de su carrera, lo que no quiere decir que entre Transformers (2007) y la que se estrenó ayer no podamos leer ápices de evolución, sobre todo en las escenas de acción. 

Hay una facción de fans de Transformers que detesta la saga fílmica live-action, pero sus argumentos son tan pobres que me causa escozor ponerme a retrucarlos. Lo cierto es que cuando Spielberg, Bay y el equipo de producción que llevarían adelante esta saga se propusieron adaptar el cartoon Transformers (1984-1987), tenían bien en claro hacia donde querían ir y de qué manera podían explotar al mango la potencia de los FX’s actuales. El desafío de los diseñadores en cada robot era lograr un equilibrio entre la complejidad de cada personaje y la identificación del mismo con su contrapartida en 2D, y la animación –sobre todo en los combates- siempre fue el punto flojo de la saga, al menos en las 1ras entregas, pero el objetivo de poder trasladar el concepto del cartoon a un film verosímil fue cumplido, creo yo con creces, e incluso en algunos puntos superado. La realidad indica que el cartoon, más allá de la idea original que 
explotaba dos facciones de robots alienígenas con la capacidad de poder transformarse en vehículos de la tierra (supuestamente para lograr ciertas ventajas en el terreno de combate o para camuflarse), luchan por la supervivencia, involucrando a varios humanos en su guerra-, tenía una trama cuadrada, floja y aburrida, y supo mantenerse al aire más que nada porque potenciaba las ventas de Hasbro -una compañía de juguetes que creció tanto e hizo tanta guita que hoy es co-productora de la saga de Bay- y porque eran una novedad –en occidente, en oriente hacía años se estaba explotando ese concepto, con muchos mejores resultados-, razón por lo cual era ridículo esperar mucho más de su versión live-action. En todo caso donde la trama comienza a ponerse interesante es en una de las secuelas que este cartoon ochentoso tuvo: Beast Wars, y su continuación, Beast Machines, dos cartoons hechos en 3D que lograron recuperar el espíritu de la franquicia y llevar la trama a niveles de complejidad inesperados para una serie animada, repletos de conceptos más cercanos a la ciencia ficción más dura leída en pelpa. Igual, bienvenida sea la pluralidad de opinones a este sitio. Cof cof.

Megatron está muerto… ¿y ahora?

En el final de Transformers: Dark of the Moon (2011), la 3er parte de la saga, la sociedad entre los Autobots –la facción buena de estos robots alienígenas- y los humanos quedó consolidada, y el final del líder de los Decepticons –la facción malvada y opositora- marcaría el comienzo de una era de paz en nuestro mundo, al menos en lo que se refiere a la guerra que estos alienígenas estaban librando. El comienzo del film que nos reúne en esta reseña viene con un violento cambio en el casting, e incorpora, como mencioné arriba, a Mark Wahlberg como protagonista, algo que suma muchísimo en contraposición con el anterior actor que cargaba con este peso, acompañado por otros dos grandes actores: Stanley Tucci y Kelsey Grammer. Mientras que Wahlberg personifica a un inventor cuarentón desempleado viviendo de changas y adeudando 6 meses de la hipoteca de su casa, que además es padre de una preciosura de 17 años caracterizada por Nicola Peltz, Tucci da vida a un millonario dueño de una empresa que se ha dedicado a explorar y explotar 
los límites de nuestra tecnología, cerrando suculentos contratos civiles y militares para el desarrollo de vehículos y armas que nos provean de una mejor defensa en caso de volver a ser víctimas de una invasión alienígena, y Grammer caracteriza a un agente de la C.I.A. que funciona como enlace entre el gobierno y la empresa del personaje de Tucci, que para identificarse utiliza las siglas KSI. La trama del film retoma los eventos ocurridos en el final de Dark of the Moon –una guerra en Chicago que devastó media ciudad-, 5 años después, con esta empresa, KSI, desarrollando tecnología a partir de los cadáveres que recuperaron de algunos robots, logrando incluso encontrar un nuevo tipo de material que podría revolucionar la ciencia y la física tal cual la conocemos. Paralelo a esto, el agente de la C.I.A. que personifica Grammer se ha dedicado a perseguir y capturar –por orden del gobierno norteamericano- cualquier Transformer, sea Autobot o Decepticon, utilizando todos los medios a su alcance, e incluso recurriendo a una ayuda extra que no necesariamente proviene de este planeta. Es así que cuando comienza la saga, nuestros héroes robóticos están desaparecidos –prófugos- o muertos, un cambio de Status Quo interesante para la saga.

La era de la Extinción ha comenzado

Vallamos a los bifes: ¿vale la pena ver Transformers: Age of Extinction (2014)?

Sí, rotundamente sí… si estas amigado con la franquicia fílmica. De hecho, no entiendo a aquellos que van al cine a torturarse con esta saga para salir y putear a Bay con “argumento”. Con el precio que tienen las entradas de cine hoy es casi ridículo, y aún si tienen la posibilidad de ir gratis, es estúpido. Si ya viste un par de los films anteriores, sabes el tipo de cine que es y al público que apunta, eso no va a cambiar con un casting nuevo. Pero la estupidez humana no tiene límites, eso seguro.

Por otro lado, recomiendo fervientemente que vean esta producción en 3D, es una de esas producciones que logra potenciar la experiencia y llevarla a límites asombrosos, logrando que por momentos tengamos que correr la cabeza hacia un costado o agacharnos para esquivar algún trozo de metal que podría darnos en la frente.

El film dura 165 minutos, es el más largo de los 4 de la franquicia, y sin duda alguna el tiempo se hace valer, pero también pesa. Por momentos uno siente que, a pesar de que los diálogos y la trama son mucho más entretenidos que en las anteriores, estaría bueno que la historia vaya redondeando y encontrando un cierre. Hay detalles que hasta podría calificarlos como de deliciosos, como la referencia directa a un cine artístico casi muerto culpa de secuelas, remakes y adaptaciones, o algunas situaciones cómicas de la mano del personaje de Tucci, que es sin duda alguna el que tiene una evolución más natural e interesante en el film. De la mano con unos diálogos mas fluidos y verosímiles, y de un humor manejado en varias situaciones –Wahlberg lidiando con su hija menor de edad y el novio de la misma, y las consecuencias legales de que tengan relaciones sexuales-, viene también la incorporación de momentos de acción que hasta ahora la saga no había incorporado, algunos inconmensurablemente enormes y fuera de toda escala, y otros tan minimalistas que sorprenden, como esa pequeña escena de Parkour que hay casi llegando al final del film. Sumado a esto, los Autobots teniendo que lidiar con no una sino dos facciones de Transformers enemigos, nuevos Autobots con personalidades muy marcadas –uno de ellos con la voz del conocido actor japonés Ken Watanabe-, la adaptación de los Dinobots, con su líder, Grimlock, y tres más, Strafe, Slug y Scorn, y, por supuesto, la consagración de Optimus Prime como el máximo líder de los Autobots –y uno de los mejores líderes que nos dio la ficción apuntada a niños/adolescentes-, poniéndose el equipo al hombro desde el principio del film y lidiando con cada desafío con la fuerza, la sabiduría y la entereza que conforman al personaje.

Transformers: Age of Extinction (2014) es, una vez más, un catálogo precioso y muy entretenido del potencial de los FX’s actuales, es un desfile de esa destrucción masiva que tanto nos gusta y que cuando se da en la ficción disfrutamos como morbosos que somos, y es una evolución –pequeña, pero significativa- de Michael Bay como director, regalándonos unos hermosos planos de cada personaje, unas claras escenas de acción como nunca antes se vieron en la saga, y un puñado de momentos emotivos y golpes bajos atípicos que le dan contexto y profundidad a la trama. Esta vez la franquicia cuenta con un casting decente para llevar adelante la narración, y los aires frescos desde ese lado claramente le hicieron muy bien. No tengo idea de porque la crítica y los medios en términos generales la están despedazando –no entiendo muy bien qué es lo que esperaban ver, teniendo en cuenta las producciones anteriores-, pero mi experiencia personal es radicalmente distinta: la pasé muy bien anoche en el cine e incluso quedé con ganas de una nueva producción de la franquicia. Espero que ustedes coincidan conmigo cuando por fin se encuentren con esta producción, pero sobre todo espero volver a leerlos acá la semana que viene, en Tierra Freak.
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